La ilusión, único requisito indispensable de todo voluntario olímpico
Son la fuerza invisible detrás de los Juegos de Río de Janeiro.
Una acreditación, un uniforme, una guía de bolsillo sobre las olimpiadas, unas zapatillas, un abono de transporte, un llavero y, sobre todo, mucha ilusión son los enseres imprescindibles para todos aquellos que quieran sacrificar el mes de agosto para ser voluntario durante los Juegos de Río 2016.
Cerca de 50.000 personas recorrerán durante el próximo mes los principales puntos de la 'Ciudad Maravillosa' con el objetivo de participar en el mayor evento deportivo del mundo ayudando a todos aquellos que lo necesiten.
"Yo estoy muy contento de poder trabajar y ayudar al prójimo", declaró con una sonrisa en los labios Eduardo Tadeo Braga, un militar que desde hace semanas pasa sus días en el Centro de Uniformes y Acreditación (UAC) del Comité Organizador Río 2016.
El trabajo de Eduardo consiste en dar a los voluntarios una bolsa que contiene todo aquello -excepto la ilusión- que van a precisar para desempeñar sus labores olímpicas y que, de hecho, será todo lo que reciban como recompensa por los servicios prestados.
Sin embargo, esa mínima remuneración es lo de menos para los voluntarios.
"Ser voluntaria y prestar un servicio sanitario para todo el mundo es de extrema importancia y, de alguna manera, es un sueño hecho realidad", dijo a Efe Alessandra, una técnico de enfermería de la localidad de Nilopolis, en el estado de Río de Janeiro, que a partir del 5 de agosto prestará ayuda al equipo médico en el campo de golf olímpico.
En ese mismo sentido se expresó Amanda Sarrafe, una joven publicista que durante el mes de agosto ejercerá de intérprete y que afirmó que "ser parte del evento es una cosa maravillosa", además de creer que se trata de una "experiencia muy buena para la vida".
Amanda es una de las cientos de personas que, en busca de sus acreditaciones y uniformes, pasan cada día por la UAC, ubicada en la emblemática 'Ciudad de la Samba', donde las diferentes comparsas de Carnaval preparan cada año las impresionantes carrozas que desfilan por el Sambódromo.
De esta forma, un lugar tan vinculado a la historia carioca se convierte en el primer contacto con los Juegos de Río 2016 de todos aquellos que llegan a la capital fluminense por primera vez, muchos de ellos extranjeros, con el fin de formar parte del evento deportivo.
"Hay mucho extranjero. Argentinos, finlandeses... Yo conocí a una chica de Egipto", confirmó a Efe Tadeo, quien destacó que gracias a la organización aquellos que se acercan a la UAC "saben ya lo que les aguarda".
Pese a la gran afluencia de personas, el proceso funciona con gran eficiencia, de manera que los voluntarios demoran apenas unos minutos en retirar la acreditación, recoger y probarse su uniforme y salir con ese pequeño tesoro que es la bolsa que contiene todos los enseres olímpicos bajo el brazo.
El proceso, sin embargo, es más complicado para quienes se acercan a retirar su credenciales profesionales.
Cientos de personas sufren largas colas para poder retirar la acreditación que les permite acceder a las instalaciones olímpicas, proceso que se ha ido volviendo más selectivo a raíz de los atentados que en los últimos meses se han producido por todo el mundo y que han activado las alertas en el país.
Según los últimos datos oficiales proporcionados por la Secretaria para Grandes Eventos del Ministerio de Justicia de Brasil, de las 393.939 solicitudes recibidas por el comité organizador, 7.262 acreditaciones fueron rechazadas por causas de seguridad.
La amenaza terrorista, sin embargo, no parece desanimar a los voluntarios que siguen llegando de manera incesante a la ciudad.
"Yo creo que dentro de todo este caos, vamos a conseguir montar un gran espectáculo", concluyó Amanda.
EFE